La conocía de toda la vida. Su padre era el alcalde de Utuado y nunca pasaba por desapercibida. Muy alegre y siempre rodeada de una patulea de amigas y amigos. Bailaba como un trompo, tango con Hugo Cancel y otros bailes con Né Fernández y para no quedarse atrás cuando había actividades en la escuela recitaba o bailaba bailes españoles con mucha gracia. Cuando estaba en escuela intermedia se hizo novia de uno de mis mejores amigos, el que subía y bajaba conmigo hacia y desde nuestros hogares en el área de la Playita hasta el Colegio Católico donde estudiabamos y más tarde en el Colegio Mayagüez, donde nos hospedamos en el mismo hospedaje y nos iniciamos en la misma fraternidad. Así que para mi, Dylia era intocable... la novia de mi amigo. Yo tenía una novia y llevabamos como cuatro años de amoríos... había estado "estudiando" ese primer año de universidad y el año después me "fui" o me "fueron" a trabajar en Mayagüez, donde mi tío, el ingeniero Gonzalo Gandía estaba a cargo de un proyecto de la AEE. Era el año 1958.Por "mal comportamiento" la novia que tenía me dejó. Así que estaba soltero, con trabajo y un carrito convertible que llamaba mucho la atención.
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Dylia por alguna razón se había dejado de su novio y estaba sola también y pasó que un sábado que yo había regresado de Mayagüez, pasé a casa de mi tía Melita, donde se reunían mis tías y mi abuela que era viuda. La casa está situada al frente del Cuartel de la Policia y en la acera frente a la casa estaban mi prima Ine y Dylia... Estuvimos hablando de mil y cosas y de pronto Ine me dice: "oye, ¿por qué no vas al baile del sábado que viene con Dylia? Yo ni corto ni perezoso dije que sí sin pensarlo dos veces. (Se trataba de acompañarla al baile de coronación de las Fiestas Patronales, con desfile por las calles y todo lo demás.) Fue algo fulminante, ese fin de semana (sábado y domingo) la pasé con ella y sus amistades compartiendo en pura amistad.

El sábado siguiente llegué a su casa con orquídea en mano y debidamente enchaquetao' para el baile. (La última experiencia que había tenido con obsequiar orquídeas para un baile no había sido la mejor del mundo. Todo estaba planeado para ir a un baile con la novia que tenía y ya un amigo me había adelantado que por tras manos se había enterado que mi pareja no iría al baile... le hize una apuesta a mi amigo que si no me acompañaban al baile yo me comía la orquídea... hummm sip, efectivamente, mi amigo me acompañó hasta cerca de la casa de la novia y de lejos vio que su información era correcta, pues me observó comiéndome la orquídea!!).
Dylia era de las princesas de la reina, así que desfilamos por las calles de Utuado en el reinado de las fiestas y llegamos hasta las escalinatas de la Iglesia Católica donde fue la coronación. Me esperaban sorpresas pues antes de la coronación mi "pareja" fue llamada a declamar una poesía a la reina, todo por el libro.

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El baile fue algo fascinante para mi. Era como estar con una combinación de mi mejor amiga, sumamente llevadera, con una inteligencia privilegiada, con un dominio total de los temas que hablabamos y una simpatía sumamente agradable. Me defendí como pude con los boleros, merengues y pasodobles que eran propios de aquella época y ella se conformó con eso, a pesar de que si hubiera tenido un buen parejo no se hubiera sentado en toda la noche. Yo lo disfruté al máximo diria que a tal grado que quedé tremendamente impresionado con la persona con quien había tenido el placer de compartir esa velada. Todo esto pasó en lo que fuera el Ciro's Club (hoy día los altos de Tienda Kress).

El día después (domingo) se suponía que fueramos a un desfile con la reina en la continuación de las fiestas patronales pero decidimos quedarnos compartiendo en casa de mis padres con Ine y otros amigos. Por la noche asistimos de nuevo en la plaza ya que era el último día de la fiestas. La atracción entre ambos iba creciendo y ya sentía que no existía persona en el mundo con quien quisiera estar más que con ella.

Nos despedimos esa noche para por la madrugada marcharme a Mayagüez a trabajar pero le prometí que cuando saliera de trabajar el miércoles vendría a Utuado para estar con ella en el cine que tenían los curas en la cancha del Colegio San Miguel.

El lunes al llegar a Mayagüez y mientras estaba en el trabajo le escribí una carta a Dylia para agradecerle el haberme hecho pasar el fin de semana más feliz de mi vida.
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No sabía como dirigirme a ella... "Dylia:" sonaba muy escueto, "Estimada Dylia:" sonaba muy sobrio... me la jugué fria y para disimular mi entusiasmo lo puse en inglés: "Dearest Dylia..." nunca me olvido de esa frase ni todo lo que con ella quería transmitir.

Como había prometido, el miércoles salí del trabajo a las 4 de la tarde y con mi amigo Pedro Felicié (quien también tenia intereses acá) partimos hacia Utuado. Fui a la cancha y allí me encontré con Dylia. Hablamos, hablamos y por fin... ¿quieres ser mi novia? Ufff... tal parece que ella había acabado de ver los programas de competencias cuando dicen y el ganador es......... con un paréntesis más largo que de aquí a la luna que parece durar una eternidad pero por fin me dijo Sí...

Eso fue un 4 de octubre de 1958, casi 55 años de la felicidad más grande que ser humano puede desear en su vida.

Lo demás es historia, me acompañó a cuanto capricho se me antojaba. A las carreras de autos, a los radio aficionados a guiar la lancha a las millas mientras yo esquiaba en el lago y en el mar, a acampar en cuanto sitio había etc., y me obsequió con los cuatro hijos mejores del mundo! ¿Qué más se puede desear?

Dylia ha sido la "compañera total del alma mía, propietaria de toda la ternura". Solo le pido a la vida que me deje disfrutarla para siempre porque para siempre será mi amor por ella.



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